domingo, 9 de marzo de 2014

Amor de juventud


Como ya he dicho en otra ocasión, al referirme a la letras de las canciones folklóricas de Extremadura, en ellas se reflejan las vivencias diarias. En aquella época, la de nuestros bisabuelos, no se aceptaba tan de buena gana los amores de las mozas jóvenes. Dice una estrofa:

Una vez que tuve novio 
y se lo dije a mi "agüela" 
estaba comiendo sopas  
y me tiró la cazuela.


El atrevimiento de la nieta, fue tal, que la abuela no se pudo aguantar, y le tiró lo que más a mano tenía, la cazuela de sopas.

En aquella época, verle a una joven los "picos de las enaguas", era algo sensacional. O verle las ligas. Tenemos que tener en cuenta que, tanto los picos de las enaguas, como las ligas, se situaban por debajo de la rodilla. Las ligas, sujetaban unas medias que no llegaban a las rodillas, y los picos de las enaguas, estas eran tan largas, que esos picos llegaban también por debajo de las rodillas. Aún cuando el refajo solía estar encima de la enagua, solían verse, cuando en las vueltas de las danzas, aunque ellas llevaban  las manos abajo para detener el "vuelo" de esta prenda, el refajo  y la saya, se levantaba un poco y por ello se alcanzaba a ver "los picos de las enaguas". En una estrofa dice:

Los picos de tus enaguas, 
me están diciendo que no me vaya. 
El ala de tu sombrero 
me está diciendo, por ti, me muero.


En una especie de diálogo entre la pareja. En otra, refiriéndose al mismo tema, dice:

Arriba, abajo,  
que a mi novia le he visto el refajo.  
Abajo, arriba, que a mi novia le he visto la liga. 


Y así, las letras hablan de las cosas que diariamente se viven o se hacen en el devenir diario.

En una estrofa, que hablaba de las pocas posibilidades  económicas que entonces había, decía así: 

Subí la cuesta corriendo 
por bailar y no bailé.  
Perdí la cinta del pelo 
¡mira que jornal gané.


Y, suma y sigue.

                                                                                                                                  Fernando García